La muerte de Ron
- pedrocasusol
- 23 feb
- 19 Min. de lectura
Escribe: Rodrigo Leguía
Ese domingo Diego se despertó casi a las 8:30am. La semana había sido atareada, por lo que se durmió pasada la medianoche y decidió despertarse más tarde de lo usual. Se levantó de su cama, tomó desayuno con su abuela, sus padres y hermanos. Charlaron durante el desayuno temas diversos, pero por sobre todo cada uno iba comentando lo que harían el día martes ya que era feriado. Sus padres y abuela dijeron que trabajarían de manera regular, sus hermanos comentaron que ya verían el mismo día o que aún conversarían con sus amigos. Diego trabajaba de manera independiente, así que la decisión la tenía en sus manos. Comentó que el martes por la mañana tenía planeado con sus amigos ir de trekking a una reserva ubicada al sur de Lima en el distrito de Pachacamac y si tenía pacientes citados por la tarde iría a su consulta a atenderlos, ya que muchos de ellos, por la falta de tiempo, preferían ir a tratar sus dolencias y estrés los fines de semana o feriados. Finalizaron el desayuno familiar de los domingos y siguieron cada uno con sus diversas actividades.
Diego tenía diversos hobbies, pero uno de ellos y quizá uno de los que más disfrutaba era lavar los platos, así que ayudó a recoger la mesa y luego lavó. Le encantaba lavar y escuchar música, en algunas ocasiones iba conversando con su madre la cual cocinaba, mientras que él lavaba o simplemente lavaba y mientras escuchaba la música se ponía a reflexionar, en situaciones más alegres y con la música apropiada también cantaba.
Al promediar el medio día, mientras que Diego ordenaba su cuarto, el timbre de notificaciones de su WhatsApp comenzó a sonar:
-Pucha no me van a dejar descansar, no jodan. Hoy no estoy para nadie. Cualquier cosa, el lunes.
Al prestar más atención, escuchó que el timbre de notificaciones era de un grupo y no de un chat personal como tal. Cogió su celular, lo desbloqueó con su huella y vio la barra de notificaciones y se sorprendió al ver que tenía 100 mensajes no leídos del grupo de varones de su universidad. El grupo llevaba el nombre “Sobrevivientes en cuarentena”, ya que había sido creado en el tiempo de la pandemia. En ese grupo compartían chistes, memes, chismes, etc. Una vez que salieron a fines del 2018 de la universidad, no volvieron a juntarse por falta de tiempo con sus trabajos, parejas, hijos, estudios, etc. El encierro domiciliario en el tiempo de pandemia ayudó a unirlos de nuevo de manera virtual jugando, recordando buenos momentos que pasaron en la universidad. Superada la pandemia, todos siguieron con sus rutinas y el grupo se activaba únicamente por saludos a un compañero por su cumpleaños, alguna actividad pro salud o simple envío rara vez de algún recuerdo chistoso o memorable que hacía recodar Facebook y decidía alguien compartirlo. Fue a inicios de mayo del 2024 en el que el grupo se activó nuevamente: un compañero reenvió un screenshot de una conversación con una compañera de la universidad la cual le pedía dinero prestado, a lo que no pasaron muchos minutos y otros compañeros más comenzaron a compartir sus screenshots con la misma compañera y el mismo pedido. Algunos dijeron tal vez le habrán robado; otros, que le hackearon el WhatsApp, hasta que un compañero dijo que no creía que le hubiera pasado eso, ya que meses atrás le pidió prestado y él accedió, pero para que le devuelva tuvo que meterle presión y casi rogarle para que le regresara lo suyo. Todos quedamos sorprendidos por su declaración y confiamos en la versión del compañero. Dicho suceso dio pie a que la conversación después de años sea fluida y que finalmente luego de largos años concretar un reencuentro presencial semanas más tarde.
El reencuentro, se dio el primer sábado de junio por la tarde. La mayoría propuso la casa de Diego, ya que era la más céntrica para todos. Además, ese día coincidía la final de la Champions, planearon almorzar viéndola, luego jugar un partido en gras artificial y posteriormente su respectivo “fullvaso”. Todo se dio según lo acordado y aunque casi todos confirmaron su participación, unos pocos cancelaron o simplemente no vinieron. Todos actualizaron sus vidas después de la universidad y pandemia. Trascurridas las horas, poco a poco los compañeros pasaron a retirarse. Hasta que finalmente Diego dio las gracias a los últimos compañeros, terminaron de libar, conversar, se despidieron y prometieron reunirse en una próxima oportunidad. El grupo de WhatsApp pasó a estar casi inactivo y desapercibido a como estaba antes, sólo se activó por saludos a un compañero por su cumpleaños y el fallecimiento de la hermana de un compañero, lo cual aconteció un par de semanas antes a ese domingo.
Diego abrió el chat grupal y vio el primer mensaje de 100 que tenía por delante. En él decía:
-Camarada está muerto.
Lo primero que Diego pensó fue qué pendejos al matar a Ron o que broma de mal gusto es esto. A lo que decidió ver los demás mensajes. Al parecer, para muchos compañeros lo que puso Eduardo era una broma, algunos se reían, otros, decían no bromees y otros cuantos decían no lo mates pues. Eduardo nos dijo que no estaba bromeando, que lo que decía era totalmente cierto, pero para constatar al 100 % su noticia, iría a la casa de Ron a averiguar. Muchos, incluido Diego, preguntaron cómo se había enterado de esa noticia.
-Pasa que un día conversando con Ronald, me comentó que su prima había estudiado conmigo en el mismo colegio. Yo no me hablaba mucho con ella, pero sí la tenía agregada en Facebook e Instagram, hasta que hoy antes del mediodía subió una historia y vi que salía la foto de Ronald con sus nombres y apellidos, en un primer momento, me sorprendió mucho y me dije a mí mismo que a lo mejor era un homónimo, a lo que decidí hablarle y preguntarle más sobre su historia y mis sospechas pasaron a ser certezas.
Diego y sus compañeros le dijeron gracias y que por favor para confirmar al 100%, fuera a la casa de Ronald y ni bien tuviera información que la diera para poder ir a darle el pésame a su familia. Diego pasó de estar efusivo y alegre, a taciturno y triste. Solo esperaba que el mensaje de confirmación no sea cierto. Se sentó en su cama y se perdió en el amplio mar de sus recuerdos, uno de los recuerdos más cercanos era que su amigo Ronald todos los días subía memes y fragmentos de canciones a sus estados de WhatsApp. Era una confirmación de que no había desaparecido del todo, pero con las últimas noticias, en su mente iba despejando la niebla e iba cimentando la dura y cruda verdad. También recordó que tan sólo unos meses atrás le había hablado. Era una mañana templada de fines de abril, él había terminado de atender un paciente y le llegó el mensaje que decía:
-Hola Diego, espero que te encuentres bien. Una consulta. ¿Sabes si los requisitos para obtener el bachiller siguen siendo los mismos?”
-Hola perdido. ¿Qué ha sido de ti? Mira los requisitos por lo que sé siguen siendo los mismos, no ha variado nada.
-Jajaja, lo que pasa amigo, ya tú me conoces, soy antisocial, pero de cuando en cuando estoy chequeando los estados de la people y el grupo, de esa manera me informo en que andan. Mándame los requisitos por favor, mano.
-Ya sé cómo eres, pero no te pierdas tanto pues, siempre es bueno saber de los amigos y en que andan. Voy a hacer algo mejor por ti. ¿Te acuerdas del profesor Betito?
-¿El hijo de Bam-Bam?
-Correcto, ese mismo.
-Claro, ese era recontra chévere, se hueviaba bien en su curso. ¿Ya qué fue con él?
-Jajaja, bueno, no sé si sabrás que hay una nueva comisión en la universidad, acaba de entrar hace unos cuantos meses no más. ¿Sabías o nada?
-Sí sabía, lo vi en el Facebook de la U. ¿No jodas Diego el es el nuevo rector?
-Jajajaja no seas malo tampoco, pero quién sabe, ya es profe nombrado y en algún momento lo llega a ser, todo puede suceder en Perúsalen. Ya te comento, Betito es muy amigo de la nueva rectora, por lo cual ha obtenido un cargo. ¡Magia! Ahora es observador de los informes para obtener bachiller.
-Habla bien. ¿Entonces él me puede ayudar?
-Por supuesto, yo busco su número y te lo paso a la brevedad. ¿Está bien?
-Sí Diego, te voy a dar un beso si haces eso por mí.
-Jajajaja ya no me vengas con tus mariconadas.
Diego pidió el número de el profesor Betito y se lo reenvió a Ronald.
-Gracias hermano, te debo unas bien helenas.
-Descuida cholito. ¿Y para que lo necesitas?
-Estaba trabajando en una fábrica de muebles como “asistonto”, pero un pata me ha pasado la voz para entrar a una mejor chamba y sí o sí necesito el bachiller.
-Bueno hermano con fe, espero que puedas agarrar esa chamba.
-Con toda la fe del cuto mi hermano.
Esa fue la última conversación en la que interactuaron ambos, luego de eso Diego lo invitó en el grupo y también de manera personal para que pudiera estar presente en la reunión con los compañeros, sólo lo dejó en visto y no respondió. A Diego no le extrañó en nada su actitud antisocial, porque lo conoció así desde el primer momento. Ronald era un otaku, metalero, rockero, gamer, de pocas palabras, tranquilo y muy solidario. Físicamente era unos centímetros más grande que Diego con el pelo largo, barbón y muy buena gente por lo que muchos también le decían Hagrid o simplemente Hasebe por su nickname en dota y demás juegos.
Diego estuvo mucho tiempo sentado en su cama retraído en los buenos momentos que pasó junto a su amigo, sólo volvió en sí cuando su hermano Alex le tocó el hombro y le dijo:
-Diego ¿estás bien?
-Sí, respondió Diego. ¿Qué pasó?
-Pasa que te estoy preguntando algunas cosas, también hablando y no me decías nada, además tu mirada estaba perdida en la nada, me pareció demasiado extraño que de lo que estabas poniendo música y cantando, pasaste al silencio absoluto.
-Entiendo, te pido disculpas Alex.
-¿Ahora cuéntame qué te pasa? Porque normalmente no te comportas así.
Diego le comentó de lo que se había enterado.
-¿Y nadie de tus amigos sabía nada?
-Lo que pasa es que Ronald era antisocial, si ya en la universidad era difícil conversar con él, una vez que todos egresamos se hizo peor, conversamos mucho más con él en el tiempo de encierro en la pandemia, porque durante casi 3 meses nos la pasamos haciendo videollamadas y jugando para no terminar todos locos.
-¿Y después de eso nadie supo más de él?
-Conversábamos muy rara vez, ya que yo y todos los compañeros estábamos ocupados en diversas actividades y por la última interacción con él meses atrás, me dio a entender lo mismo.
Mientras que Diego hablaba con su hermano, a su celular le llegaron nuevos mensajes. Desbloqueó su celular y entró al grupo nuevamente y la confirmación final había llegado, leyó:
-Compañeros todo lo anteriormente dicho es verdad, lamentablemente llegué tarde. Hoy a las 11:00am Ronald fue enterrado en el cementerio de nueva esperanza.
Ese fue el mensaje de Eduardo, en seguida todos los miembros del grupo dejaron sus pésames y impresiones de la noticia. Diego junto a otros le preguntaron. ¿Qué le pasó? ¿Cuándo murió? A lo que Eduardo les dijo que sufrió un derrame cerebral días antes, lo sometieron a 2 intervenciones quirúrgicas de muchas horas, pero su cuerpo no resistió, fue así que el viernes al amanecer terminó falleciendo. Su familia intentó comunicarse con alguno de nosotros, pero lamentablemente no pudieron desbloquear el celular ni la computadora de Ron.
-Bueno compañeros si desean saber más les mando la ubicación de su casa y pueden acercarse en cualquier momento. Por mi parte estoy cuidando a mi esposa que tiene un embarazo riesgoso y necesito atenderla. También ya pasé a comunicar este doloroso suceso a todos los compañeros y compañeras del código.
Diego estaba muy triste, su hermano al leer junto a él el mensaje de Eduardo lo abrazó y le dijo lo mucho que lo sentía. Él le dio las gracias a su hermano y fue a comunicarle a sus padres lo acaecido con su amigo, sus padres también se pusieron tristes ya que lo habían conocido, lo recordaban de las pocas veces que había asistido a su casa y como se comportó de buena forma. Diego les comentó que iba a ir a la casa de Ron para darle el pésame personalmente a su familia, él no había ido hasta el momento, mas sí conocía y tenía una referencia de donde vivía Ron. Además, con la ubicación enviada por Eduardo, sería más que suficiente. Sus padres le dijeron que no podrían acompañarlo, sus hermanos tampoco, ya que saldrían a otros lugares. Diego les dijo que no se preocuparan, ya que el iría solo o tal vez algún compañero más se le sumara.
Diego comunicó en el grupo de sus compañeros de la universidad que iría a darle el pésame personalmente a su familia, todos dijeron que estaban ocupados y que cualquier cosa que le informara la mamá de Ronald se lo comunicara al grupo para estar al tanto. Se alistó rápidamente para ir a la casa de Ron y cuando estaba apunto de coger su celular para pedir un taxi por aplicativo, recibió una llamada de Robert, le pareció muy extraño, pero de todos modos contestó.
-Hola locura. Contestó con una voz triste y pausada.
-Hola Diego, hace unos minutos me acabo de enterar de todo. ¡La puta madre huevón Camarada!
-Sí, hermano, una pena muy grande.
-Huevón Camarada era mi causa, así como tú y varios de la universidad.
-Sí pues, cholo.
-Leí tu mensaje en el grupo. ¿En cuánto sales a su casa?
-Justo estaba por pedir un taxi por aplicativo.
-Tú no lo pidas, yo voy a pedir 2 puntos que me recoja primero a mí y luego pasamos con el taxista por ti a tu casa.
-¿Seguro?
-Claro dame 5 minutos y ahí estoy.
-Ya te espero entonces.
-Listo, atento a tu celular, te escribiré o llamaré una cuadra antes de tu casa para que salgas rápido y con las mismas irnos.
-Queda.
Pasado los 5 minutos Robert le dijo a Diego que saliera a la calle porque ya estaba fuera de su casa con el taxi. Diego salió de su casa despidiéndose de su familia, una vez ya fuera vio muy cerca de su casa un taxi blanco, el cual se acercaba a él y escuchó la voz de Robert llamándolo y diciéndole:
-Diego sube y vamonos.
Diego subió en la parte posterior del taxi, ya sentado se dieron la mano con Robert.
-¿Cómo has estado?
-Muy bien amigo, hasta que me llegó esta noticia. ¿Tú que tal?
-Trabajando, andaba subiendo notas de mis alumnos al sistema.
-¿Qué tal tus alumnos?
-Pucha este es sin dudas el peor colegio en el que estoy.
-¿No estás en ese particular grande de Villa que más parece nacional?
-Sí ese mismo, pero son burros.
-Habla bien. ¿Serio?
-Serio huevón, una mierda de colegio, sólo pasan a los alumnos porque pagan y si es que jalan los padres se quejan. Ya he tenido 2 tentativas de ser echado del colegio.
-¿Por qué?
-Problemas con el director, lo que pasa es que las clases comenzaron en marzo y a aquí las clases van al ritmo del libro. Ahora viene lo más pendejo, el colegio tuvo problemas con la editorial anterior, por lo que tuvo que contratar a otra y esta otra recién nos dio el libro la quincena de abril, yo pidiéndole el pdf para ir guiándome al director y nada, que la editorial no les mandaba aún y que tenía que igual avanzar con el sílabo ya establecido.
-¿Pero eso no es tu culpa, cierto?
-Para nada es culpa del colegio y de la editorial por no llegar a un acuerdo y perjudicarnos, y la verdad no sólo eso fue el problema, sino también que los alumnos van más a hacer vida social que otra cosa. Te diré de casi 30 alumnos, únicamente 5 me han entregado su cuaderno al día.
-¿Y los demás nada?
-Absolutamente nada, lo que más le sorprende al director, es que yo soy profesor de aritmética, álgebra, trigonometría y geometría, razonamiento matemático lo llevan con otro profe, pero en el curso de ese profe la nota más mínima es 15. Entonces los padres y el director no encuentran la lógica de porque con ese profesor si aprueban y conmigo no. La verdad es simple no saben y son flojos.
-¿Y eso le dijiste al director?
-Entre líneas sí, directamente no. Pero le comenté esto a otros colegas y lo que me dijeron es que ellos eran antiguos y que así no presentaran cuadernos le ponían 15 para que con sus otras notas al promediar no salieran tan bajos y lograran pasar con la nota mínima. Son las políticas del colegio y yo debía alinearme a ellos. Entiendes como es de mierda el lugar en donde estoy.
-Pucha cholo, sí, una pena. Pero prácticamente todo es una estafa, literal el nivel es recontra pobre.
-Y ¿ya sabes que no vas a durar mucho ahí?
-Eso es más que fijo en cualquier momento mi cabeza rueda, pero no importa porque no los voy a hacer pasar como mis demás colegas.
-Bueno, tu conciencia estará limpia entonces.
-Por supuesto.
Su conversación se vio interrumpida cuando el chofer les dijo que ya habían llegado al destino. Diego y Robert vieron que habían llegado a una casa de 3 pisos, fuera de la casa habían armado un toldo con diseño fúnebre y varias personas se encontraban reunidas unos conversando y otros conversando y bebiendo cerveza. Ambos al unísono dijeron creo que llegamos. Pagaron al taxista, le dieron las gracias, bajaron del auto y se acercaron a al grupo de personas que se encontraban bebiendo y conversando, antes de llegar hacia ellos un señor de unos 60 años volteó la mirada a ellos, tenía un cierto parecido a Ron por lo que ambos se miraron a los ojos y asintieron lentamente. Ya frente a él dijeron:
-Buenas tardes señor, una consulta. ¿Aquí vivía Ronal Quispe?
-Sí, yo soy su papá. ¿Quiénes son ustedes?
-Señor mucho gusto mi nombre es Robert y este es mi compañero Diego, ambos fuimos compañeros de su hijo Ronald en la universidad. Señor nuestro más sentido pésame de nosotros, nuestras familias y compañeros de la universidad, esta noticia nos ha caído como un baldazo de agua fría a todos. Extendieron sus manos para saludar y unos cuantos golpes en el hombro para reconfortar y decir que no estaba sólo en este momento, sino que todos compartíamos el dolor por su tan temprana partida.
-Gracias muchachos. ¿Pero por qué lo dejaron solo? ¿Por qué?
Miró a Diego y a Robert con una mirada acusadora y luego a una mirada perdida en la melancolía.
-Lo que pasa señor es que Ronald era muy antisocial con nosotros, siempre tendía a alejarse mucho. Ambos lo dijeron tristes y avergonzados.
-Señor, yo y los demás compañeros lo invitamos el mes pasado a una reunión en donde nos reunimos casi todos y él no contestó. Nos hubiera encantado poder contar con su presencia, acotó Diego.
-Entiendo, por favor pasen adentro para que puedan ser recibidos por mi esposa y les brinde asiento y una bebida.
-Muchísimas gracias señor y nuevamente disculpe por no haber estado antes aquí. Con su permiso, proseguiremos.
-Avancen por favor jóvenes.
Caminaron a la sala comedor de la casa en donde unas cuantas personas se encontraban charlando y tomando café, una señora los interceptó y les dijo:
-Buenas tardes jóvenes.
-Buenas tardes señora. Una consulta. ¿Usted es la mamá de Ronald?
Sí, jóvenes. ¿Quiénes son ustedes?
-Yo soy Diego y mi compañero es Robert, fuimos compañeros de la universidad de Ronald. Nuestro más sentido pésame señora para usted y los suyos en este duro momento, nos hubiera gustado estar aquí antes, pero hace unas horas recién nos enteramos.
-Gracias jóvenes. ¿les puedo servir café y galletitas?
-No se preocupe, señito.
-Insisto, jóvenes, por favor tomen asiento y denme un momento. Dijo esto último y les señaló un par de sillas blancas de plástico, en seguida dio media vuelta y los dejó solos en medio de la sala.
-¿Qué hacemos?
-Hagamos caso, tomemos lo que nos desea invitar y conversemos con ella un rato, luego pasémonos a retirar.
-De acuerdo, locura. -Asintió Diego y fueron a sentarse.
Ya sentados, pasado un par de minutos, la mamá de Ronald les extendió un vaso de café a cada uno.
-Señora le queremos pedir perdón por no haber estado antes aquí, hace un par de horas nos enteramos todos. -Dijo Diego.
-Gracias jóvenes. Respondió con una voz muy triste la mamá de Ronald.
-¿Qué es lo que le pasó a Ronald, señora?
-Hace varios días salió de su cuarto gritando y diciendo que le dolía la cabeza, luego dijo que se le adormecía los brazos y de un momento a otro cayó en el suelo, intentamos ayudarlo, pero Ronald es grande y pesado, tuvimos que llamar a un par de vecinos para que nos brindaran apoyo. Lo llevamos rápidamente al establecimiento de salud más cercano, el hospital del seguro social “Kaelín”, al momento no tenían lo necesario por lo que decidieron los doctores enviarlo con una ambulancia al María Auxiliadora, en ese hospital lo operaron 2 veces. El derrame fue demasiado fuerte, y el daño era irreversible, dicen los doctores que, si por milagro de Dios Ron seguía vivo, terminaría en estado vegetativo, porque tenía dañado el 70% del cerebro.
-Wow, una pena todo lo que cuenta señora -dijo Diego.
-¿Y cómo hicieron con los gastos? -Preguntó Robert.
-Tuvimos que prestarnos dinero y hacer chuletadas para poder cubrir los gastos en medicina y sepelio, porque a pesar de que mi hijo tenía el SIS gratuito, eso te cubre las operaciones, mas no las medicinas.
-Antes de que le pasara todo eso. ¿A Ron le dolía la cabeza o se quejaba de alguna molestia? -Preguntó Diego.
-No, eso es lo más sorprendente, nunca se quejó de nada, fue una sorpresa su pronta partida.
-¿Sólo vinieron a su velorio y entierro sus amigos de barrio y familia? -Preguntó Robert.
-Sabíamos que mi hijo era antisocial, casi siempre en su tiempo libre estaba en su cuarto ayudaba en casa y luego iba a trabajar. Tan solo tenía otro mejor amigo como el, muchas veces por la noche se iban a comer comida rápida.
-¿Cree que la vida sedentaria y los malos hábitos alimentarios fueron factores importantes en su muerte? -Preguntó Diego.
-Sí influyeron bastante al parecer, el doctor me dijo que lo que tenía mi hijo era un aneurisma, si bien es sabido por parte mía y de mi esposo no tenemos ese antecedente médico en nuestra familia, a pesar de eso el nació con esa condición y nunca lo detectamos. Quizá si no hubiera pasado ahora le podía pasar más adelante, eso es lo que comentó el doctor, el estrés fue un detonante silencioso. Respondió la señora triste y al borde de las lágrimas.
-Entendemos lo mal que la han pasado usted y su familia. ¿Dónde está enterrado Ronald? -Preguntó Diego, cambiando de tema.
-Está enterrado en el cementerio de nueva esperanza. Respondió la mamá de Ron más tranquila.
-Nos gustaría ir a darle el adiós ahora, pero tenemos cosas pendientes por hacer. ¿El martes que es feriado usted nos podría acompañar? -Dijo Robert.
-Yo creo que sí.
-Muchas gracias por habernos recibido, nuevamente le recalco que nos hubiera gustado a mí, a mi compañero e incluso a muchos de mis demás compañeros estar antes, no sólo por dar el adiós a Ronald sino también apoyar con lo que necesitaban.
-Sí jóvenes lamentablemente no pudimos desbloquear ni el celular, ni la computadora de Ron, su papá me decía hay que desbloquear su celular, llamar a cualquier compañero y vas a ver como todos se pasan la voz.
-Si no hubiera sido por nuestro compañero Eduardo, tal vez nunca nos hubiéramos enterado.
-¿Eduardo es el joven que vino antes que ustedes?
-Sí ese mismo, él era muy amigo de su hijo, así como nosotros. ¿Cree usted que nos pueda brindar su número? Para así coordinar lo del día martes.
-Sí claro, gracias por venir. -Les brindó su número y se despidieron.
Diego y Robert se fueron despidiéndose de todos los ahí presentes, salieron a la calle, pidieron un taxi y retornaron a sus casas. Regresaron en silencio, sólo hablaron de coordinar con los compañeros a ver quienes podían y querían acompañarlos a dar el último adiós a su amigo el día martes.
Diego llegó a su casa comunicó a sus padres y hermanos todo lo que había pasado y también les comentó a sus compañeros y compañeras de la universidad, todo lo que le había acontecido a Ronald, planteó la idea de hacer una recolección voluntaria de dinero para hacerle llegar a la familia, ninguno puso objeción alguna, también les dijo que el día martes por la tarde iría al cementerio y los que desearan acompañarlo eran bienvenidos. Los mensajes y depósitos de los compañeros no dejaron de llegar hasta el martes en la mañana al celular de Diego.
Cuando llegó la tarde del martes Diego, junto a su madre se dirigieron a la casa de Ronald, Robert no pudo acompañarlos porque tenía pendientes de último momento. Grande fue la sorpresa de Diego al llegar a casa de su amigo, muchos compañeros y compañeras se encontraban presentes. Saludó a todos, también saludó a la mamá de Ronald y sus abuelos. Diego se paró en medio de la sala y dijo:
-Quiero que me presten atención un momento. Gracias a todos los compañeros por sus colaboraciones y gracias por estar presentes aquí. Hoy delante de ustedes quiero entregar el pozo voluntario que hemos logrado recaudar de nuestro código para la familia de Ronald.
Diego se acercó a la mamá de Ronald y le entregó en sus manos un sobre con el dinero recaudado, tenga señora, espero de parte mía y mis compañeros que esto sirva un poco. La mamá de Ronald dio las gracias a todos. La mamá de Ronald y su abuelo les pidió que los acompañaran al cementerio para visitar la tumba de Ronald. Diego, su mamá y sus compañeros la siguieron, eran entre todos más de 15 personas por lo que era imposible que todos cupieran en un taxi o minivan, por lo que tuvieron que separarse en 2 grupos e ir con buses de transporte público. La mamá de Ronald dio las indicaciones de cuanto pagar, en que paradero bajar y hacia donde debían ir para llegar al cementerio. Diego, junto a su madre y algunos compañeros más integraban uno de los grupos, llegaron al cementerio después de casi 20 minutos. Diego se sentó sólo en el autobús y volvió a recordar los momentos junto a su amigo, lo mucho que le gustaba hablar de animes, series, libros, juegos, así como también grupos de rock y metal. Recordó la primera vez que trató con él, fue en un veranito en la universidad, ambos habían jalado el curso de ética en el ciclo regular junto con varios compañeros más, por lo que tuvieron que regularizar en la época de verano, mientras que muchos compañeros estaban descansando durante varios meses, ellos andaban estudiando, lo bueno para ellos es que el profesor encargado del curso de recuperación en verano no era el mismo que el del ciclo regular. El profesor se llamaba Carlos y era un profesor que en cada clase les daba unas separatas, les pedía que lean y que formen grupos y que media hora antes de finalizar la clase hacía preguntas a cada grupo. Era una forma interesante de aprender, pero en la segunda clase el profesor los sorprendió diciéndoles a todos que el trabajo final sería que cada grupo ya conformado debía hacer cualquier labor social, realizar un informe y exponer su impacto social. El grupo de Diego ese verano fue conformado por Ronald, Avelino, Carla y Robert. No sabían que proyecto social hacer hasta que Carla, al ser la única mujer y petlover, de corazón planteó ir y realizar el proyecto en un albergue para gatos que había encontrado en Facebook. Todos los integrantes estuvieron de acuerdo, a Diego le pareció extraño, pero aceptó al ver que la mayoría estaba de acuerdo. Diego imaginaba en ese momento que un albergue para gatos era como el parque Kennedy en Miraflores, un lugar amplio en donde los gatos pudieran disfrutar y estar libres. Grande fue su sorpresa al darse cuenta que el albergue no era más que un minidepartamento en donde se encontraban más de 50 gatos refugiados, esperando que alguien los adopte. La labor social fue limpiar, pintar el minidepartamento, dar amor a los gatos y cambiar sus arenas. Durante todas las labores mencionadas la amistad entre los 5 aumentó y todos lograron pasar el curso satisfactoriamente. Ya en el ciclo regular cada quien siguió su camino, Diego por cuestiones de la vida se retiró durante un ciclo de la universidad, al volver pensó que ya no se regularizaría a la par de su código, pero lo bueno para él era que varios de sus compañeros se habían retrasado y llevarían nuevamente cursos juntos y uno de ellos era Ronald. Fue por eso que volvió a reconectar la amistad y no la perdieron incluso egresados.
Una vez llegados al cementerio, la mamá de Ronald y su abuelo guiaron a Diego, su mamá y sus compañeros hasta la tumba de Ron. Todos llegaron hasta la tumba del compañero caído, todos lloraron, dieron unas palabras en su memoria, algunos que lo conocieron más de cerca contaron como era él en realidad y que no era un adiós definitivo sólo un hasta luego. Finalmente, todos pasaron a retirarse y dieron las gracias a la mamá y al abuelo por haberlos guiado.
Diego ya sólo en su cuarto dio gracias a Dios y a la vida por haber conocido a Ronald y por haberlo tenido de amigo, desde ahí no dejó de organizar mínimo una vez cada dos meses un reencuentro de confraternización con sus compañeros y les dijo que podían contar con él y que nunca estaban solos.

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