Conteo regresivo
- pedrocasusol
- 30 ene
- 3 Min. de lectura
Escribe: Thalía Correa
Las cosas que me gustan de ti son infinitas. Empezaré por decir que me gustan tus ojos color café, me gusta como esperas mi reacción después de contar un chiste, como imitas mi postura sin darte cuenta, me gusta cuando ordenas mi cabello y también cuando juegas con el tuyo, adoro cuando me cocinas y me preguntas si quedó rico, me encanta la paciencia que me tienes y tu disposición para enseñarme sobre astrología, amo sorprenderte con cosas sencillas, como, por ejemplo, las postales que secretamente coleccionas.
- ¿Listo?
-Necesito un par de minutos, estoy terminando de escribir algo.
-Ok, estaré en la sala viendo Tiktoks.
-Gracias, Fer.
Eres una persona generosa, directa, amable, comprometida, risueña, justa, protectora, detallista. Me gusta verte los fines de semana y también los lunes. Me gusta tu cabello ondulado, tus cejas perfectas, tus cachetes, tus onduladas pestañas y tu maravillosa barbilla. Me encanta tu estatura y que te gusten los vestidos.
-Oye, ¿quieres limonada?
-No, gracias, pero toma tú.
- ¿Seguro?
-Solo quiero terminar de escribir, Fer. Gracias.
Me gusta el sonido de tu respiración, es algo que me da tranquilidad. Me gusta que duermas hasta tarde, y que pongas música para arreglarte. Eres elocuente, inteligente, tienes la familia perfecta. Eres una persona feliz y eso me encanta.
- ¿Qué escribes? ¿es importante?
-Todo lo que escribo es importante, Fer. ¿Te aburriste?
-Ya me quiero ir.
-Está bien, dame media hora y nos vamos. ¿está bien?
-No demores.
Me gusta que eres joven, que no te gusto, que no me quieres como yo a ti. Me encantas y no espero nada de ti. Siento libertad total de poder irme cuando considere necesario. Es hoy, Fer. Ya no nos podemos ver. Me olvidarás en semanas. Te dejo libre.
-Vamos a comer, tengo hambre, 30 minutos es una eternidad.
-Ok ok, vámonos. Tranquila, disculpa por hacerte esperar. Vayamos a desayunar.
-Bien, quiero desayunar en McDonald´s.
-Me parece bien. Te amo.
-Yo más. - Y sonreíste.
Guardé la carta en el bolsillo y tomaste mi mano, como si necesitaras de mi apoyo para poder caminar. En la carta no me diste tiempo de escribir el único detalle que no me gusta de ti, y es lo dependiente que eres de mí. Detesto que no puedas tomar limonada por tu cuenta, que tengas que agarrarme la mano para todo, que si estamos lejos envíes mensajes cada hora y que te molestes si no contesto. ¿Realmente crees que no tengo cosas interesantes que hacer? Detesto que me uses para quejarte todo el día y que uses todo para crear un papel de víctima. Odio no poder hacer planes solo con mis amigos, odio que asomes tu cabeza para ver qué mensaje me llegó y qué voy a responder. Odio tu curiosidad por mi pasado. Odio que me persigas y no respetes mis espacios ni mis tiempos. Odio que creas que por yo ser introvertido tú eres libre de hacer y deshacer y que yo soy tu prisionero a tiempo completo. A decir verdad, odio muchas cosas de ti. Lo que más odio es que me quites mi paz.
- ¿Te pido lo mismo que yo?
-Sí, por favor. Puedes ir a sentarte, Fer, yo espero la bandeja.
Comí en silencio, mientras pretendía escuchar lo que me decías, bastaba escuchar el tono de tu voz para saber que gesto debía hacer. Te vi jugar con tu cabello como una princesa encantadora. Fui paciente, Fer, porque sabía que era el fin.

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