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¿A quién ama Fito Bissi?

  • pedrocasusol
  • 8 ene
  • 8 Min. de lectura

Capítulo 1: Buenos amigos


Escribe: Rony Mija


Lo recuerdo como si fuera ayer y sé que está mal. A estas alturas ya debí salir de esos recuerdos, pero no puedo. Todo lo que pasó fue una señal para darme cuenta que estaba solo y sin dirección. Estaba más solo de lo que creía, porque la soledad está en la mente y mi mente estaba enferma de recuerdos.


La primera señal fue la fiesta de cumpleaños de Armando. Había mucha gente, a casi todos conocía. Bebíamos cerveza, reíamos, cambiamos la música a cada rato y dentro de mí había una guerra para no dejar de sonreír como lo hacía todas las noches en la televisión. Había más gente de lo que imaginaba y eso me abrumaba. Solía evitar ese tipo de reuniones, no soportaba las preguntas de todos los que me conocían y las miradas de quienes me veían por primera vez.


Mi vida había sido tan expuesta que ni yo mismo podía reconocerme. Ese es el verdadero precio de la fama.


Yo, Rudy Santamarina era el presentador más popular de la televisión peruana. En los últimos 5 años el programa La noche se mueve lideraba el rating de las noches, un programa de variedades e informes donde todo estaba permitido, no había tabúes y en más de una ocasión me burlaba de mi propia vida, les sacaba lustre a mis defectos y me importaba muy poco la opinión de los demás. Era demasiado desfachatado, mientras por dentro caía en espiral. 


-Cambia de cara, cualquiera diría que te obligaron a venir –comentó Jano.


-Me obligaste a venir –respondí mientras caminaba al jardín.


-¿Y qué ibas a hacer solo en tu casa?


-Descansar, recuerda que ya falta poco para volver al programa.


-Si yo estuviera en tu lugar no regresaría.


Jano tenía mucha razón, nunca debí regresar, sin embargo, estar en la televisión me hacía sentir seguro, invulnerable, y a veces hasta inalcanzable y eso me gustaba porque nadie podía hacerme daño. Al llegar a casa, apagaba las luces y pensaba en desaparecer, en no dejar rastro. Me causaba cierto placer el imaginar cuánto me extrañaría la gente.


En ese tiempo Jano ya se perfilaba como el nuevo galán por su rol protagónico en la telenovela Amor de papel. La producción caló en la preferencia del público de forma vertiginosa e hizo que otros productores quisieran tenerlo en las ficciones que se cocinaban a puerta cerrada en todos los canales.  En dicha telenovela, Jano interpretaba a un joven soñador que un accidente cambia su vida para siempre y la novia de su hermano poco a poco se enamoraba de él. Era divertido salir con Jano y ver como las chicas lo seguían por un autógrafo.


-Mi mamá me llamó en la mañana, quiere que viajemos con mi papá unos días. No sé qué hacer –le dije a Jano.


-Acepta. Viaja con ellos y regresas para el programa totalmente relajado. ¿Hace cuanto tiempo que no te tomas unas vacaciones?


-Acabo de hacerlo


-Acabas de salir de la clínica – me dijo con tono enfático – Eso no es vacacionar, payaso.


-¿Sabes qué pasa?


-¿Qué pasa? – me preguntó al pasar su brazo por mis hombros


-La última vez que estuve con mi papá fue como estar en vietnam. Regresé furioso a Lima y el resto ya lo sabes – le respondí mientras caminábamos por el jardín.


-Es injusto que culpes a tu padre por eso. Hazlo por tu mamá, ellos están muy preocupados por tu salud.


-Mejor cambiemos de tema, estamos en una fiesta.


-Por fin te diste cuenta que estamos en una fiesta. Vamos adentro y ya olvídate de lo que pasó.


-Ve tú, en un rato te alcanzo.


Brindamos. Jano volvió a la sala de la casa de Armando. Le di otro sorbo a mi cerveza y pensé que lo mejor era salir de ahí, regresar a mi casa y estar solo.


-¡El gran Rudy Santamarina!


Escuché que alguien gritaba mi nombre. Al voltear vi acercarse a un muchacho de diminuta figura y con cabello rubio.


-Por fin te conozco en persona.


-¿Y tú eres? – le pregunté y miré con desconfianza.


-Hola, me llamo Fito, Fito Bissi – extendió la mano y sonrió de oreja a oreja.


-¿Quieres un autógrafo? – pregunté ironizando la situación al darle la mano.


-En realidad, quiero algo más que un autógrafo. No te asustes, no quiero sexo, no soy gay.


-¿Seguro?


-Hasta el momento sí – me respondió con serenidad.


Su respuesta me tomó por sorpresa. Lo miré extrañado. Frente a mí tenía a un chico de figura menuda y fibrosa que lo convertían en un efebo.


-En serio, no te asustes, no soy gay – repitió riendo.


-Qué bueno, porque esta no es mi casa y no sabría dónde hacerlo.


-Ya me habían dicho que eres muy gracioso. Por fin lo estoy comprobando.


-En serio, ¿Quién eres?


- Ya te dije, me llamo Fito Bissi y soy tu admirador.


-¿Y sueles coquetear con la gente?


-No te estoy coqueteando. Así soy yo.


-Dime, ¿en qué te puedo ayudar?


-En nada. Solo estamos conversando… deja de ser tan desconfiado.


Estaba incómodo con esa conversación. Le dije que me retiraba y me pidió que no lo hiciera. Por alguna extraña razón le hice caso.


Luego de esa noche todos decían que Fito Bissi era enigmático. Escuché muchas historias sobre él y todo empezó a tornarse más confuso con el pasar de los días.


Fito Bissi quería ser actor. Acababa de regresar de México, luego de presentarse en diferentes castings y regresó a Lima decepcionado. La fiesta de Armando no era algo que le entusiasmaba mucho, estaba deprimido, lleno de incertidumbre.


-Quisiera ser como tú, poder estar en televisión y demostrar todo lo que soy capaz. Sin ánimos de ser vanidoso, tengo mucho talento – comentó Fito Bissi.


-Ya llegará la oportunidad, sólo es cuestión de persistir – le aconsejé.


-Llevo años en ese plan y a veces quisiera regresar a estudiar odontología.


-¿Eres dentista?


-Aún no, dejé la universidad para dedicarme a la actuación, pero, así como están las cosas, creo que regresaré a la universidad. Eres muy afortunado, tienes lo que muchos quisiéramos… ¿qué se siente ser tan famoso?


-La verdad, no es la gran cosa. Todos creen saber de ti y esperan algo que ni tú mismo llegas a saber qué es.


-¿Y por qué lo haces? Digo, ¿Por qué te expones? ¿por qué te gusta la fama?


-Me gusta estar en televisión, pero no estoy muy seguro de que me guste la fama. Es todo lo que tengo.


-Tienes a tus amigos, tienes una familia, te tienes a ti


-A veces siento como si algo le faltara a mi vida, algo que me llene de satisfacción… No sé por qué te cuento todas estas cosas.


-Tal vez porque estamos destinados a ser buenos amigos.


Fito Bissi empezó a agradarme. Su compañía fue un respiro en esa noche en la que me asfixiaba por tanta gente. Armando no era precisamente mi amigo, vivíamos enfrentados desde que nos conocimos en el taller de talentos de Camaleones, la productora más afamada de Perú.


Fito Bissi se puso de pie y fue por más cerveza. Aproveché el momento y escapé de la fiesta por la cocina. Empecé a caminar rápido, tenía miedo de que alguien me alcanzara y me pidiera regresar a la fiesta. Me detuve y volteé para ver si alguien venía por mí, tenía la ilusión de que ese alguien fuera Fito Bissi.


Caminé varias cuadras hasta que decidí llamar a un taxi. Cuando subí al carro me di cuenta que Jano me había llamado varias veces. Al llegar a mi casa puse un disco de Enrique Iglesias, prendí un cigarrillo y me tiré al sofá.


A la mañana siguiente tuve que ir a las instalaciones de Continental TV para los ensayos de La noche se mueve. En el pasillo de las oficinas de producción me encontré con Gary, mi mejor amigo desde el colegio. Él era el VJ en el canal musical de la misma televisora. Tenía una banda de rock medianamente famosa en el mercado. Su carisma lo llevó a la pantalla.


-¡Hey, Rudy! No pensé verte tan temprano por aquí. Ya me dijeron que el estreno del programa es en dos semanas


-Así es – respondí apático


-Parece que no te entusiasma mucho – dijo Gary.


-Hay algo que me comentaron y me tiene preocupado.


-¿Ahora qué pasó?


-Los productores me dijeron que el canal les está pidiendo que haya otro conductor.


-Eso no es así. Sólo han pedido que ingrese alguien que haga notas y a veces te acompañe en el set.


-¿Cómo lo sabes? – me mostró extrañado.


-Porque me lo ofrecieron y les dije que no.


Me detuve. Una corriente helada corrió por mis venas. Lo miré sin saber qué decir y sonreí sin razón.


-La verdad no me sorprende que el canal haya pedido eso – me dijo.


-¿Por qué lo dices? – pregunté intrigado.


-Por todo lo que pasó el año pasado. El canal no quiere arriesgarse de que te de otro bajón y tengas que estar fuera de pantallas algunos días.


-¿Y sabes a quién llamarán?


Nadie sabía nada al respecto. Ni la propia producción. Todo me resultaba incierto y estaba asustado. Quise pensar que al final solo se trataría de rumores y que en verdad todos confiaran en mí cuando les decía que mi salud era estable. Por más que conversaba y aseguraba de que ese episodio en mi vida era cosa del pasado y que mi perspectiva era otra, los productores no querían contradecir al gerente del canal. La ansiedad empezó a carcomerme otra vez.


Recibí una llamada de un número desconocido que preferí no responder. Llegó un mensaje, era Fito Bissi. Volvió a llamar y respondí.


-Hola, Rudy. Te llamo porque quiero contarte una buena noticia.


-¿Cómo tienes mi número?


-¿Te molesta?


-Para nada. Oye, más bien, disculpa que te haya dejado en la fiesta, me fui porque me sentía mal.


-Te maleaste, pero no hay drama. Aunque, como castigo hoy salimos


-¿Salir contigo es un castigo? – le pregunté con ironía


-Salgamos y te demuestro que no lo es.


-Te confirmo en un par de horas


-Desde ya te digo que no voy a aceptar un no como respuesta. Quiero verte y conversar contigo.


Colgué el teléfono prometiéndole darle una respuesta más tarde. El no saber quién sería mi compañero en La noche se mueve me generaba inquietud, quería salir del canal y encerrarme en mi habitación, apagar el teléfono, cerrar los ojos y nunca más despertar.


-¿Quién te llamó? – me preguntó Gary.


-Fito Bissi


-¿Fito qué?


-Un amigo de Armando que conocí ayer en la fiesta


-¿Y qué quería? – me preguntó con sigilo


-Salir en la noche para celebrar…


-¿Celebrar qué?


-La vida… qué se yo. Ni siquiera me provoca salir.


-No salgas por favor, estás totalmente paranoico por lo del canal y me da miedo que hagas una estupidez.


-Gary, tú eres mi mejor amigo desde niños, y si algo malo estuviera pasando, serías el primero en saberlo.


Regresé a casa luego de los ensayos en Continental Televisión. Otra vez Fito Bissi me había enviado un mensaje pidiéndome confirmarle nuestra salida. Decidí aceptar pensando que así podía despejarme un poco. Alrededor de las nueve de la noche nos encontramos en un restaurante de la Avenida Conquistadores.


-Pensé que me dejarías plantado. Si demorabas más te juro que iba a tu casa y te sacaba arrastrado – me dijo.


-Ojalá esta noche sea muy divertida – le dije y luego pedí un vodka tonic.


-Todo depende de ti, mi estimado.


-Bueno, cuéntame lo de tu casting… ¿cuándo es?


-Nada de trabajo, tú mismo has dicho que debemos divertirnos.


-Entonces, ¿de qué quieres hablar hoy?


-¿Es verdad que eres gay? – me preguntó con picardía


-Soy como Alejandro Sanz – le respondí con la mirada fija en sus ojos


-¿Alejandro Sanz es gay?


-Cuando nadie me ve puedo ser o no ser.


Reímos, volvimos a brindar y me sentí una persona diferente. La noche me sonreía y un espíritu festivo se apoderaba de mí y bebí mucho. Bebí hasta casi caer al suelo cuando salimos del restaurante. Yo lo abrazaba y él me sujetaba de la cintura para poder seguir caminando hasta su camioneta. Un nuevo amigo llegaba a mi vida. Un buen amigo con quien podía mostrarme sin caretas.




 

 
 
 

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